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Fuente info: Vinetur |
Estamos en época de vendimias y por ello toca explicar cómo se ha adaptado
esta milenaria tradición a los nuevos tiempos, en aras de buscar la optimización
y excelencia del producto: máxima identificativa de la DO Valdeorras.
Para ello
nos fundamentamos en un artículo compartido por la revista especializada
Vinetur, a través del cual podemos conocer de primera mano cuales son las
normas fundamentales que rigen el proceso desde la recolección de la uva hasta al
encubado de los mostos en la actualidad.
Dice así:
“Después de un año de trabajo y cuidados en el viñedo, llega uno de los
momentos clave (al objeto de obtener el vino de la mayor calidad posible) y con
mayor análisis en la era moderna del vino: la vendimia.
El estudio de la acidez, del azúcar y de la madurez del tanino (madurez
polifenólica) determinan el momento óptimo de la vendimia, que se realiza con
la mayor celeridad posible, en horas frías del día (o de la noche), en
recipientes de plástico y en pequeñas cantidades.
En algunos casos la vendimia se realiza de forma escalonada y para ciertos
vinos además se realiza una selección de uva.
Una vez en bodega, donde la higiene y la limpieza debe ser el ambiente
predominante (hay quién afirma que este factor se percibe en el vino), el mosto
resultante tras ser sometido a máquinas despalilladoras y estrujadoras, inicia
su fermentación en cubas limpias y convenientemente desinfectadas de acero
inoxidable, el material más usado en España para la fermentación y crianza de
vinos.
No obstante, en los últimos tiempos existe una corriente de elaboración y
conservación como antaño donde, sin menoscabo de la correcta asepsia exigida a
la bodega, la madera e incluso el cemento son materiales abundantemente
empleados, bien por la beneficiosa micro oxigenación, bien por el aporte extra
polifenólico.
Mientras que hace más de 100 años la crianza era fruto de la necesidad del
almacenamiento, guarda y transporte del vino, hoy es en muchos casos una
obligación universal y democrática que todo bodeguero debe realizar en al menos
alguno de sus vinos si quiere aspirar a competir en el mercado.
Sin embargo, el cálculo y el tecnicismo también han ocupado en la actualidad
un lugar importante en esta área, donde nada se deja al azar, desde la procedencia
y tipo de madera, hasta la cantidad exacta de taninos que contiene, pasando por la
edad del árbol de donde procede y, desde luego, la edad de las barricas, que
debe ser preferiblemente joven y nuevas”.
Todos estos criterios no han pasado desapercibidos para la DO Valdeorras,
donde sus bodegas cuidan con mimo hasta el más mínimo detalle; consiguiendo, a través
de este laborioso proceso, posicionar en los más exigentes mercados unos caldos abalados
por infinitud de premios internacionales y valorados por los más prestigiosos
enólogos, críticos y sumilleres del sector internacional del vino.