miércoles, 24 de febrero de 2010

Santuario de Santa María das Ermidas en Ourense


Hoy aparece publicada esta noticia en la página web Sobre Galicia, aprovechando que es año de Xacobeo y que hace referencia a tierras de Valdeorras nos apetecía compartirlo con vosotros.

Arquitectura y paisaje, paisaje y arquitectura. Se mire por donde se mire, estos siempre han sido dos elementos que han ido de la mano, como una pareja de enamorados, en el embrujo de Galicia.

Si hay algún lugar en el que este romance se convierte en toda una maravilla es en el Santuario de Santa María das Ermidas, en el pueblo de O Bolo, en la provincia de Ourense.

Desde nuestra altura, el río Bibei se nos aparece como un pequeño hilo de cristal que atraviesa el desfiladero. En la impresionante ladera rocosa que lo envuelve se sitúa, como un hechizo mágico de piedra, el santuario. Cuenta la leyenda que, unos pastores del lugar, se encontraron, allá por el siglo VII, la imagen de una Virgen.

Fue la misma imagen, al parecer, que se le apareció al obispo de Astorga en otra de las innumerables leyendas que recorren el pasado milenario de Galicia. La aparición al obispo fue más cercana en el tiempo, en 1624, cuando visitaba la región. Dicen que el obispo, al pasar por la capilla que se construyó en la garganta del desfiladero, reconoció la Virgen que se le había aparecido años atrás.

Por ello, henchido de gozo, el obispo de Astorga ordenó de inmediato la construcción de un templo mejor. convirtiéndose por fin en el Santuario de Santa María das Ermidas. Muchos son los milagros que se atribuyen a este santuario. Precisamente, en 1912, un pequeño terremoto arrasó las aldeas limítrofes. Cuando todo el mundo pensaba que el santuario había corrido la misma suerte, ni siquiera un centímetro de piedra del templo se vio afectado.

Si nos acercamos al santuario, descubriremos una fachada decorada con columnas salomónicas y algunos santos. Dos torres con balcones flanquean la entrada. Vemos que, al lado del santuario, se halla la Casa de Administración, que en un tiempo fue albergue de peregrinos.

Del interior del santuario tenemos que destacar el precioso Vía Crucis del atrio, compuesto por 14 estaciones-capillas y 72 figuras. La última de las estaciones, la de la Resurrección, se halla en el cementerio de la iglesia.

Foto Vía Amaianos