viernes, 7 de marzo de 2014

Godello, Mencía y Albariño comparten 7 aromas

Una vez más la prensa se fija en nuestros vinos y variedades de uva. Un reciente artículo en la prensa, nos ha llamado la atención ya que asegura que las variedades de uva godello, mencía y albariño comparten siete tipos de aromas diferentes.



Los vinos de godellomencía y albariño marcan distancias una vez servidos en la copa. Y no solo por ser tintos o blancos, ya que como sabéis la mencía se transforma en un excelente vino tinto, siendo albariño y godello excelentes vinos blancos. Así que más allá del aspecto visual, godellos y albariños parecen presentar características bien diferenciadas en aromas y sabores. Como se suele decir, “las apariencias engañan”, y en este caso parace ser que es lo que sucede, al menos en su perfil olfativo. Según un estudio de la Misión Biológica de Galicia recientemente divulgado, al menos siete aromas están presentes en la cata de todos y cada uno de ellos.

Existe un creciente interés por la recuperación de variedades autóctonas y el análisis de las características singulares de los vinos gallegos va en aumento en los últimos años. Pese a ello, la autora del trabajo, Mar Vilanova afirma en la noticia, que «son pocos los estudios realizados sobre su caracterización sensorial». La investigación trata, precisamente, de aplicar el análisis sensorial descriptivo cuantitativo, al estudio del aroma de vinos jóvenes elaborados mencía, albariño y godello, por ser tres de las castes más representativas del potencial vitícola de Galicia.

Recuerdos que se convierten en aromas.
Existen más de quinientos compuestos volátiles, que entran en juego en su aroma, así que la definición de los perfiles olfativos de un vino se convierte en una tarea compleja. Depende de la concentración de estos compuestos volátiles, depende que el olfato humano pueda detectarlos y describirlos. «En el análisis sensorial, la descripción de aromas es una de las más delicadas, ya que necesita de forma muy especial de nuestra memoria olfativa», explica Mar Vilanova.

Al oler un vino existen una serie de sustancias volátiles que estimulan el nervio olfativo, órgano desde el que se transmite la información al sistema nervioso central. Su respuesta a los estímulos olfativos puede ser una sensación o una percepción. Sentir un aroma no tiene mayor historia para un individuo, mientras no padezca ninguna enfermedad que impida la transmisión de información desde el nervio olfativo al sistema nervioso central, como por ejemplo un fuerte resfriado, por ejemplo. Percibir un aroma, por el contrario, exige una interpretación, un ejercicio de memoria. Es lo que diferencia al simple aficionado del catador.
Para esta investigación se han seleccionado a catadores con una amplia experiencia en el análisis sensorial de vinos y reconocieron 33 descriptores aromáticos en la variedad albariño, 22 en la mencía y 20 en el godello. hay siete descriptores que se repiten: «anís, tostado, banana, pera, manzana, herbáceo y floral».

 Como cabía esperar, el mayor número de coincidencias se produjo en la cata de los blancos de godello y albariño. Ambos vinos compartieron 16 descriptores: «albaricoque, anís, banana, cítrico, floral, herbáceo, hierba seca, limón, mango, manzana, miel, pera, piña, rosa, tostado y tropical».
Para la definición del perfil sensorial de cada variedad, sin embargo, se seleccionó un número menor de descriptores, ya que fueron desechados los que «por su baja intensidad o su baja frecuencia de aparición» no se consideran relevantes. La mayor frecuencia e intensidad obtenida en la cata de albariños fue del aroma «cítrico». En los de mencía predominó la «fruta roja» y en los godellos hubo mayor diversidad, mostrando así  esta variedad una gran potencia aromática. Destacaron, en este caso, «manzana, floral, melón, pera y herbáceo».

Sobre la base de los descriptores más repetidos en el estudio de la Misión Biológica, un vino blanco joven de albariño se caracterizaría por aromas de «alcohol, cítrico, floral, fruta, fruta madura, herbáceos y manzana». En la mencía predominarían «fruta roja, balsámico, floral y láctico», mientras que en el godello destacarían las notas olfativas de «manzana, melón, melocotón, floral, cítrico, herbáceo, hierba seca, piña, tropical, tostado y pera».

¿Qué opinión os merecen los resultados de este estudio? ¿Detectáis las siete coincidencias en las distintas variedades de uva?