viernes, 2 de marzo de 2012

La tendencia vinícola internacional apuesta por vinos frescos y ligeros que invitan a beber

Las nuevas tendencias gastronómicas están marcando un cambio de  paradigma en el mundo del vino. La búsqueda de vinos frescos y ligeros sustituye a aquellos más potentes, abriendo un nuevo y muy alentador campo de maniobra para los vinos gallegos.

Las nuevas tendencias gastronómicas, basadas en la sutileza de sabores, reafirman la apuesta internacional por los vinos frescos y ligeros que invitan a beber. Esta propensión se ha afincado de forma internacional en países con una arraigada cultura vinícola, que van de la mano del refinamiento gastronómico. Así, no es extraño encontrar en EE UU, Francia e Italia, entre otros muchos países, está nueva tendencia asentada desde ya algunos años.

En España se produce un caso atípico. Siendo poseedores de unos de los mejores vinos del mundo, su consumo se reduce a poco más de 16 litros por habitante al año. Una de las cifras más bajas de la comunidad europea.

¿Qué es lo que falla para que se produzca esto?

Son muchas las opiniones referentes al caso. Redundando, una gran mayoría, en la perdida de la tradicional costumbre de comer con vino. Con esta alusión se plantea una nueva interpelación que se podría exponer de la siguiente forma:

¿la nueva cocina que se realiza en España no está en concordancia con el consumo del vino embotellado tradicional ?.

La respuesta nos llega casi por unanimidad por parte de los más prestigiosos cocineros de vanguardia españoles. Resumiéndose en el tema que encabeza el titular de este artículo. 

El consumo de vino español ha de cambiar hacia una tendencia más fresca y suave; reafirmándose, de esta forma, como un complemento de nuestra rica gastronomía.

La evolución lógica nos lleva hacia unos vinos frescos y elegantes; que, a su vez, no enmascaran la sutileza de los alimentos y sirven de condimento indispensable para lograr el mayor disfrute de los platos. Unos vinos de trago largo, en los que una copa te invita a beber otra, evitando un resultado de pesadez.

Los grandes grupos bodegueros españoles ya son conscientes de ello y han comenzado a enfocar su tendencia hacia este nuevo horizonte. Ahora, solo queda hacer partícipe al consumidor de esta opción que, a buen seguro,  recibirá una más que notable acogida.

Por su parte, en Galicia se lleva trabajando mucho tiempo siguiendo esta pauta. Hecho que es fiel reflejo del triunfo generalizado de los vinos gallegos a nivel internacional. Cobrando mayor prevalencia, si cabe, en la mano de importantes autoridades de la cocina internacional como el gurú gastronómico newyorkino Eric Ripert.

Un paso más allá, con la mirada puesta en un futuro próximo, se hace patente que pronto se estará hablando de una revolución enológica; en la que, tal como se lleva comentando en este blog durante varios meses, las denominaciones de origen gallegas en general, y Valdeorras, en particular, jugarán un papel destacado en la nueva cultura mundial del vino.