Desde hace tiempo la variedad autóctona de Valdeorras, la Godello, se considera una de las mejores variedades en uva blanca del mundo. Este hecho se ratifica en las palabras del gran enólogo, asentado en Toro, Manuel Louzada. Louzada, un habitual de las más altas puntuaciones en las más prestigiosas guías del vino internacional (consiguió 100 puntos Parker con su vinoThermantia 2004), califica el vino elaborado con godello de la siguiente forma:
“Es de los mejores del mundo y del que soy gran admirador. Cuando voy por ahí y me hablan de Sauvignon Blanc o Chardonnay, yo digo: Godello. Lo tiene todo, intensidad, exotismo, aroma, cremosidad... Me encanta y suelo ponerlo en catas enológicas en Estados Unidos”.
Nacido en el seno de una importante familia portuguesa de productores de vino, Manuel Louzada ha sido enólogo jefe de la internacionalmente afamada bodega "Terrazas de Los Andes"; donde, durante 8 años, ha desarollado su labor en Mendoza, Argentina. Desde hace varios años ha emprendido una nueva aventura al frente de Toro, en Numancia, un histórico pueblo donde las vides, adquiridas por Moët Chandon, poseen un prestigio de más de cien años de producción.
Desde la madre del vino queremos compartir la entrevista que Manuel ha concedido a los compañeros de “La Voz de Galicia”, y que se publica bajo el título “Mi blanco favorito es el Godello”. En esta entrevista, además de este tema, trata aspectos de tan rabiosa actualidad como: el cambio climático y como este afecta a la vinicultura, la elaboración de vinos 100 puntos Parker y las nuevas técnicas vinícolas para afrontar la climatología.
Dice así:
"Bajó del avión en Alvedro con la sensación de reencontrarse con una vieja amiga, Galicia, pues la juventud de Manuel Louzada (Coímbra, 1969) transcurrió entre vides de su bodega familiar y escapadas al vecino norte para tomar contacto con el albariño y el godello, por el que profesa devoción. Louzada sentó cátedra en el hotel Finisterre con una cata de productos de la bodega Numanthia (de la denominación de origen Toro y perteneciente al grupo LVMH). Entre ellos, Termes, Numanthia y Thermantia, al que Parker dio 100 puntos por la cosecha del 2004.
-Cuéntenos un secreto. ¿Cómo se hace un vino de 100 puntos Parker?
-Con un estilo propio y la suerte de que coincida con su gusto. Pero un vino del máximo nivel debe tener intensidad para que llame la atención en una cata en la que se están probando muchos más. También complejidad; no vale un solo descriptor, tiene que haber fruta fresca, notas de madera... Y por último, volumen en boca, estructura y elegancia. Nosotros hemos buscado la expresión tradicional de Toro, pero con una nueva dimensión: la elegancia.
-¿Cómo afecta un reconocimiento de esa envergadura?
-Los reconocimientos no venden más, pero te pueden ayudar a vender. Nuestro objetivo solo es continuar año tras año con el sueño de hacer un gran vino.
-La uva tinta de Toro es contundente, ¿le ve cabida en Galicia?
-Es una uva que explota en la boca, brutal, y es verdad que en Galicia se consume mucho blanco con los pescados, pero nosotros proponemos para nuestro vino maridajes con zamburiñas y cebolla caramelizada, por poner un ejemplo.
-¿Qué le parecen los vinos gallegos?
-Mi blanco favorito es el godello, que es de los mejores del mundo y del que soy gran admirador. Cuando voy por ahí y me hablan de sauvignon blanc o Chardonnay, yo digo: godello. Lo tiene todo, intensidad, exotismo, aroma, cremosidad... Me encanta, suelo ponerlo en catas enológicas en Estados Unidos, y acabo de probar uno fermentado en madera que es para quitarse el sombrero. Y por supuesto, me recuerda a mis incursiones en Galicia cuando vivía en Portugal.
-¿Es usted de los que creen que el cambio climático está afectando al vino?
-En Toro hay un grado más de temperatura media que hace diez años. Es mucho, y ante un cambio tan importante hay que actuar. Nosotros tenemos una gran superficie de viñedos prefiloxéricos con más de 80 años. Algunos, de 120. Lo que hemos hecho es adaptar la vid durante la poda a esas nuevas condiciones, preparando la planta para más sequía e incluso para más lluvia. La cosecha del 2011 es un ejemplo extremo, con 304 milímetros de precipitación anual.
-¿Influye también en que los vinos sean cada vez más alcohólicos?