A pocas semanas para la finalización de la vendimia, en la D.O. Valdeorras las previsiones de recogida de la uva se acercan a los 7 millones de kilogramos; un incremento del 63%, con respecto a la anterior campaña, que viene acompañado por una calidad excelente de la uva.
Los mejores presagios siguen cumpliéndose para el vino de calidad de la D.O. Valdeorras que, con una producción amplía en cantidad y excelente en calidad, asienta los pilares de una cosecha histórica que a buen seguro dará mucho y muy bueno de que hablar en los entornos más exigentes del sector vinícola internacional.
Si los factores climatológicos han puesto todo a su favor para alcanzar estos logros, ahora es el turno de los bodegueros y elaboradores de ofrecer su toque de sapiencia y buen hacer a la hora de elaborar unos excelentes caldos, sello inconfundible de esta D.O. en los últimos años.
Los diferentes terruños que se enmarcan dentro de esta denominación de origen se unen a las preferencias de los diferentes bodegueros a la hora de realizar la recogida, ya sea con más o menos grados o mayor o menor maduración, para ofrecer un toque diferencial a unos caldos de altísima calidad pero en el que cada uno es único e inconfundible en su esencia.
Pese a todo, el lado menos positivo nos llega de la mano de los viticultores que, con una producción tan elevada, se han visto obligados a bajar el precio de la uva. Palomino y Alicante son las grandes damnificadas en esta dinámica económico-productiva, siendo relegadas a un muy marcado segundo plano por la calidad de la históricamente autóctona Godello y la Mencía.
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